La semana pasada, mientras trabajaba haciendo lazos de fondant y toppers para cupcakes, me puse a pensar en cómo somos los seres humanos, especialmente cuando oramos. Trabajar con fondant es relajante. Esta actividad me permite tomar un descanso entre trabajos y al mismo tiempo meditar, especialmente si se trabaja en un ambiente tranquilo y silencioso como es mi dulce hogar. Tengo la bendición de vivir en el campo, rodeado de propiedades de tierra y sin casas ni calles. Solo se escuchan los pajaritos. En la siguiente foto, pueden ver mi casa y todo el espacio sin vecinos.
Reflexioné sobre cómo oramos y nuestra actitud hacia Dios. En nuestra oración diaria, a menudo tendemos a exigir a Dios lo que queremos, cuándo lo queremos y cómo lo queremos. Nos comportamos como si Dios fuera nuestro sirviente que debe cumplir nuestras demandas. Esto cambia por completo la razón por la cual debemos orar y cómo debemos relacionarnos con Dios. Nos volvemos ansiosos y nos olvidamos de ser agradecidos por lo que tenemos, por el presente y por estar vivos. Nos enfocamos más en lo que creemos que Dios debe dar.
¿Qué pasó con orar para agradecer y adorar al Creador? ¿Estás buscando tu salvación en primer lugar? ¿Haces siempre lo correcto? ¿Vives feliz con lo que tienes y lo que sabes hacer hoy? La Biblia nos enseña en Mateo 6:33: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Dios conoce nuestras necesidades, Él sabe lo que debe hacer y lo que no debe hacer. Nuestro deber es buscar su reino y su justicia. Oremos para agradecer y comunicarle a Dios nuestros pensamientos. También debemos pedir sabiduría para ser pacientes y esperar en Dios de acuerdo con su voluntad.
Dios, líbranos de exigirte, ayúdanos a servirte y a esperar de forma constructiva para nuestra fe.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que a veces nos volvemos exigentes y que pensamos que por ser cristianos, Dios tiene la obligación de cumplir nuestros deseos sin importar si es para su gloria y honra?