There was an older farmer who had puppies for sale so he put a sign on his fence. A boy about eight years old from across the road came over and said he wanted to buy a puppy. He then pulled out a pocketful of change and said, "I've got thirty-nine cents; is that enough?"
The farmer laughed. "I don't know," he said. "Let me count it." He counted coin by coin. " That's exactly the right amount," he told the boy. He called to his farmhand and told him to let out the puppies. Four of the cutest little fur balls you could imagine came scurrying toward the little boy. He reached down and played with them, trying to figure out which one he wanted to buy.
The he looked up and saw that smaller pup was just coming down the ramp from the puppy cage in the barn. There was something wrong with this puppy's back legs. It tried to run, but the best it could do was hobble along. The little boy was immediately drawn to it. Without hesitation he said to the farmer, "That's the puppy I want". The farmer was puzzled. He said, "No, son. You don't want this puppy. It will never be able to run and play like the rest of the litter. There is something wrong with its back legs."
The little boy reached down and rolled up the legs of his jeans to reveal steel braces on his legs. For the first time, the farmer noticed he wore specially made shoes. He said to the farmer, " You see, I don't run well either. This puppy needs someone who understands it."
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, ~ Efesios 4:32
Un señor mayor en el campo tenía cachorros para la venta, por lo que puso un letrero sobre su valla. Un niño de unos ocho años de edad que vivía al otro lado de la carretera llegó y dijo que quería comprar un cachorro. Entonces sacó de su bolsillo unas cuantas monedas y dijo, "Tengo treinta y nueve centavos; ¿es eso suficiente?"
El señor se rió. "Yo no sé", dijo. "Déjame contarlo". Contaba moneda por moneda. "Eso es exactamente la cantidad correcta," le dijo al muchacho. Llamó a su empleado y le dijo que dejara salir a los cachorros. Cuatro cachorritos de lo más bonitos llegaron corriendo hacia el niño. El los tocaba y jugaba con ellos, intentando de decidir cuál de ellos compraría.
Luego vio que quedaba otro un cachorrito más pequeño que se había quedado atrás. Este cachorro tenía algo mal con las patas traseras. El intentaba correr, pero lo mejor que podía hacer era cojear. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito cojo. Sin dudarlo, le dijo al señor, "ese es el cachorro que quiero".
El señor estaba confundido, y dijo, "No, hijo. No deseas este cachorro. El nunca será capaz de correr y jugar como el resto de la camada. Hay algo mal con sus patas traseras. El niño se levanta sus pantalones y revela unos braces de acero que llevaba en sus piernas. Fue la primera vez que el señor había visto que este niño llevaba zapatos especiales. El niño le dijo, "ves, yo tampoco corro bien. Este perrito necesita alguien que lo comprenda".
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Every Day a Friday
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